Para conocer qué se vivió y cómo ese 2 de abril de 1982. ¿Qué estaban haciendo nuestros papás en ese momento? ¿Cómo lo vivieron nuestros abuelos?
El profesor Roberto Navarro nos invita a reflexionar, compartiéndonos las palabras que escribió en ese momento.
Les pedimos a los alumnos si pueden escribir una reflexión sobre ellas y subirlas al aula virtual.
Pueden acceder desde el link.
https://drive.google.com/open?id=1EV53L4hFOiY73GnpUgYRdj_V05lkZw0h
O leerlas directamente desde aquí.
"Buenos Aires, primero de mayo de mil novecientos ochenta y dos.
Yo,
el Cabo Segundo Furriel de esa hermosa, omnipotente, sencilla, humilde
institución de la Marina de Guerra de la República Argentina, quiero hoy
escribir unas líneas.
Quiero
que las mismas no sean utilizadas como un relato histórico que hunda en la
sombra de la duda al que tenga la suerte de leerlo, sino, por el contrario, le
lleve luz, alegría y fe.
No
quiero que esto sea público sino por el contrario, el motivo de estas palabras
es el que un día próximo, mis hijos y un tiempo después, mis nietos lo
entiendan y se sientan tan orgullosos como yo al escribirlo.
No
quiero que lo usen como un elemento de justicia para juzgarnos, sino deseo, de
corazón, que interpreten con humildad, que en algún momento de nuestra corta
vida como país, todos los habitantes de este hermoso suelo argentino, sentimos
muy profundamente, algo en común.
Quiero,
con estas líneas, acompañar a mis compañeros que están allá lejos, defendiendo
una porción de este suelo donde flamea la bandera celeste y blanca.
Quiero,
además, serles útil desde aquí.
Quiero
sentirme parte de esto.
Quiero
que piensen que es verdad cuando afirmo que me siento inútil. Sí, inútil,
sabiendo que cada noche tengo mi cama caliente, mi cena servida en un plato,
que puedo escuchar radio, o el tocadiscos, si quiero; sabiendo que cuando llego
a mi casa veo a mis padres, que me puedo poner una remera, una camisa y un
vaquero, que puedo ir a tomar una copa a un bar….
Sí,
me siento inútil.
Quiero,
con todo mi corazón, estar allí con ellos.
Me
llena de vergüenza cuando, en la calle, me preguntan qué hago acá; que por qué
no estoy allá en el sur.
Pero
sé que la gente no entiende que todos somos importantes, acá, en el sur o en La
Quiaca. Que cada uno con su aporte diario le da el apoyo necesario a aquél que
está allá lejos.
La
gente no entiende y mi corazón tampoco….
Y, hablando de la gente, quiero decir que hay
otra cosa que me da vergüenza y además me pone la piel de gallina; muchas
personas me preguntan cuándo comenzará la guerra.
Estúpidos,
inocentes, insensibles, inhumanos, no saben que la guerra ya comenzó.
Claro,
como ellos tienen el plato de comida, como andan como hormigas corriendo todo
el día, como todos los días ven a sus familias, como todos ellos siguen
haciendo la vida de siempre, no se dan cuenta que la guerra ya comenzó.
Se
mantienen indiferentes ante las muertes de Giachino, de Almonacid, de Guanca y
no se dan cuenta que las heridas de Urbina todavía están abiertas.
No
entiendo como pueden preguntar dónde está la guerra.
No
entiendo cómo no se dan cuenta que la guerra es en una parte lejana, pero
argentina. En una porción de suelo argentino como cualquier otro.
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Tres
de mayo de mil novecientos ochenta y dos.
Son
las 20.10…
Todos
estamos descansando. Yo aprovecho este momento, antes de dormir, para escribir
y contarles que hoy ha sido un día triste para todos nosotros.
La
noticia de la pérdida del Crucero General Belgrano nos hizo pensar, nos hizo
meditar por un instante.
Pensar,
en nuestros padres, en nuestros compañeros, en todos los seres que queremos y
que ahora, en este lugar, no tenemos.
Hoy,
sin lugar a dudas, ha sido el día más triste desde que emprendimos esta
operación.
Yo
quisiera, en estos momentos tenerlos a ustedes para, aunque sea, poder verlos.
Me conformaría sólo con eso.
Esto
es tan triste, tan amargo, tan doloroso, pero a la vez tan necesario, tan útil,
tan hermoso……
Aquí,
el trabajo continúa sin parar. Cada cual en lo suyo pero con los oídos en las
radios y los corazones en las Islas Malvinas, en cada uno de los hogares y con
la esperanza de una realidad llena de bondad, tranquilidad, patriotismo y mucho
amor.
La
bandera celeste y blanca flamea en nuestras mentes y su sol ilumina y nos guía
a través de este sombrío camino que hoy nos toca transitar.
Nuevamente,
deseo de corazón, que nuestras futuras generaciones le den la importancia que
esto tiene4. Y que esto les sirva de ejemplo para que cada día mediten,
piensen, resuelvan cada paso para honrar a los que hoy defienden este suelo
hasta con su vida.
Deseo
que todos ustedes comprendan la importancia de todo esto y sepan que llegado el
momento, todos, aquí, estamos dispuestos a dar nuestra vida con el solo fin de
defender nuestro suelo y por consiguiente a todos ustedes.
Dios
los ilumine y les dé las mismas fuerzas que a nosotros.
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Once
de junio de mil novecientos ochenta y dos.
……..El
motivo de este cuaderno es que se sepa lo que, estando lejos de su familia, de
su novia, de sus amigos, siente y vive un hombre de este gran país, de esta
gran nación, de esta inmensa patria: la República Argentina.
Quise
llevar a su conocimiento, qué significa para mí, levantarme a la madrugada y
ver el pabellón nacional, flamear con orgullo.
Mostrar
que este cielo oscuro y lleno de estrellas, es el mismo para todos.
No
sé si cumplirá el objetivo pero, sí estoy seguro que muchas lágrimas mojarán
sus hojas y muchos recuerdos brotarán en muchas mentes.
Para
la gente que vendrá quiero que esto sea ejemplo, sea luz, sea la guía que le
enseñe que un día, un momento, casi 28 millones de personas se pusieron de
acuerdo, con la justicia de su lado y que a costa de vidas y seguridad en el
éxito reconocido, no dieron ni un solo paso hacia atrás, no bajaron la mirada y
no dejaron de ofrecer con valor y patriotismo sus pechos al enemigo.
Quiero
que sea un ejemplo de hombría de bien, de seguridad, de tranquilidad para que
no se comentan errores, para que no se regale, por nada del mundo, lo que costó
sangre argentina, justa y verdadera.
Quiero
que sepan que todos luchamos. Con armas, con máquinas, en las oficinas, en el
hogar, en las fábricas, en cada rincón, se peló contra el enemigo.
Quiero
que valoren eso. Quiero que aprendan a valorar lo nuestro. Nuestro suelo, este
cielo y este mar.
Para
todos ellos es este testimonio.
No
es una novela, no es un diario, es simplemente cada cosa, cada sentimiento
expresado en una hoja de papel.
Es
mi sentimiento
Es
el sentimiento de 28 millones de argentinos.
Por
último mi sincero y humilde reconocimiento a esos hombres que se juegan, cada
día, con valor, cara a cara con la muerte.
A
ellos mi eterno reconocimiento.
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Tres
días después las tropas argentinas ofrecían su rendición."
Estos
párrafos fueron extraídos de un diario escrito por el Cabo Segundo Furriel de
la A. R. A. Roberto Manuel NAVARRO, durante el Conflicto Armado con Gran
Bretaña, mientras prestaba servicios en la Fragata ARA Libertad.
Gracias profesor Navarro por compartirlo con nosotros.
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